
Con motivo del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, compartimos en nuestras redes sociales cuatro historias de vida que invitan a recordar, reflexionar y fortalecer el compromiso cotidiano con la memoria. Esta nueva iniciativa contra el olvido fue posible gracias a la tarea conjunta que se realizó con el proyecto “Voces”, grupo que trabaja con la misión de mantener viva la memoria de la Shoá, y que aportó para esta acción fotos, documentos y testimonios para rendir homenaje a Tema Sznajderman, Sigi y Hanka Siegreich, Otto Wolf y Anton Schmid. A través de las historias difundidas, nos propusimos rescatar las acciones de personas que ayudaron al pueblo judío durante la Shoá y a sobrevivientes del peor genocidio perpetrado en el siglo XX. Promover la memoria del Holocausto es una tarea que requiere del compromiso de todos y un compromiso que debemos renovar a través de acciones permanentes de transmisión y educación.
Tema Sznajderman (1917-1943)
Nació en Varsovia, estudió enfermería y comenzó a trabajar en un hospital. Fue una de las primeras mensajeras que contrabandeaban documentos, armas, periódicos, dinero, suministros médicos, noticias y tarjetas de identidad falsificadas. Mantuvo un contacto permanente entre los guetos de Varsovia y Bialystok. En el ataque al gueto de Varsovia, en enero de 1943, se unió a la lucha de los combatientes, y fue tomada como prisionera y enviada a Treblinka. Tenía 25 años cuando la mataron.
Sigi y Hanka Siegreich
Sigi y Hanka se conocieron en el campo de concentración de Czestochowa, a finales de 1944. Sigi era obligado a fabricar balas. En secreto, las hacía más pequeñas para sabotear los planes de los nazis. Pocos días después de conocer a Hanka, su accionar fue descubierto. Él se escondió en una obra abandonada. Hanka era la única persona que sabía dónde estaba y arriesgó su vida, guardando parte de su ración de pan para dársela. Al poco tiempo de ser liberados, Sigi y Hanka se casaron.
Otto Wolf (1927-1945)
Nació en Mohlnice, Moravia. En junio de 1941, la Alemania nazi invadió a la Unión Soviética. Al poco tiempo, la familia de Otto recibió el aviso de deportación, motivo por el cual decidieron esconderse en el bosque a las afueras de Olomouc. Desde allí, Otto comenzó a escribir su diario. Durante 3 años detalló cómo era su vida en el escondite, contó sus miedos y sus rutinas. El 18 de abril de 1945, Otto fue arrestado y denunciado como judío, torturado por la Gestapo y asesinado. Su hermana decidió continuar el diario de su hermano y contar lo que les sucedía, hasta que ella y sus padres fueron liberados por las fuerzas soviéticas el 8 de mayo de 1945. El diario fue publicado después de la muerte de Otto.
Anton Schmid (1900-1942)
Nació en Austria, era un electricista propietario de una tienda de radios en Viena, estaba casado y tenía una hija. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado por el ejército. Su cuartel general estaba situado en la estación de tren de Vilna y, como muchas personas de la zona, fue testigo de la persecución y asesinato de los judíos. Utilizó todas sus posibilidades para ayudar a los judíos: los empleó como trabajadores para su unidad militar, proporcionó documentos, consiguió que algunos fueran liberados de la prisión de Lukiski, usó camiones del ejército para trasladarlos a lugares menos peligrosos y llegó a albergar judíos en su departamento y oficina. En enero de 1942, fue juzgado por alta traición y ejecutado por salvar la vida de 250 judíos. En 1964 fue reconocido por el museo Yad Vashem como un “Justo entre las Naciones”.